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“Mirar es una cosa. Ver lo que se está mirando es otra. Entender lo que se ve, es aun otra. Llegar a aprender de lo que se entiende, es algo más. Pero llegar a actuar con base a lo que se ha aprendido, es todo lo que realmente importa”. Winston Churchill

Thursday, July 20, 2023

🇺🇲🇺🇲 ¿Estados Unidos contempla su final? 🇺🇲🇺🇲

Vive de plata prestada, no tiene cómo pagar y necesita adquirir más deuda. 

Imprimir papelitos sin valor ya no es una opción, porque la hegemonía del dólar no será más. 

El mundo multipolar es una realidad. 

Le queda la guerra.

El Gobierno de Joe Biden es el más endeudado de toda la historia de su país, y aunque dólar y deuda pública estadounidense son un matrimonio con siglos de existencia, en décadas recientes la relación entre ambos se ha vuelto crecientemente tóxica y en estos meses aumentan las señales de que sea degradado hasta niveles insostenibles.

El gobierno estadounidense debe más de 32 billones de dólares, es decir, el número 32 y doce ceros, uno tras de otro.

Una cifra que no deja de crecer a un ritmo aproximado de 2.000 millones de dólares por día, 90 millones por hora, 1 millón y medio por minuto o 25.000 por segundo. Como prefieran. usdebtclock.org

En el último mes, la deuda pública estadounidense aumentó casi un billón de dólares.
Para que se hagan una idea, la cifra equivale aproximadamente a la del PIB de países como Suiza o Arabia Saudita.

En otras palabras, Washington se endeuda en un mes casi tanto como lo que produce el mayor exportador mundial de petróleo en 1 año completo. No se trata de un fenómeno nuevo, salvo en su magnitud.

Estados Unidos vive endeudándose desde hace décadas, porque como dueño de la impresora de una divisa codiciada en el Mundo, pero sin respaldo real, ha podido, como quien dice, pagarse y darse el vuelto casi indefinidamente. 

Pero eso de "indefinidamente" es muy relativo. Y las señales de alarma suenan con cada vez mayor frecuencia. 

Por lo que la pregunta, "¿hasta cuándo?" O mejor dicho "¿hasta cuánto?", resuena mucho últimamente.Pero eso de "indefinidamente" es muy relativo. Y las señales de alarma suenan con cada vez mayor frecuencia. 

Por lo que la pregunta, "¿hasta cuándo?" O mejor dicho "¿hasta cuánto?", resuena mucho últimamente.

Pero antes de tratar de contestarla, vamos a aclarar algunos conceptos básicos. Todos sabemos lo que es una deuda y el concepto de la deuda pública estadounidense no es muy distinto.

Cuando gastas más de lo que ingresas, debes endeudarte. Es decir, pedir dinero prestado para saldar tus deudas. 

Eso es lo que hace el Gobierno de Estados Unidos sin interrupción desde el año 1789. Desde entonces, solo entre 1835 y 1836 Washington estuvo libre de deuda pública.
Hablar en dólares es mala idea, para hacerse una idea de las magnitudes de la deuda a lo largo de la historia, porque un millón de dólares hoy no significa lo mismo que un millón de dólares hace un siglo, ni mucho menos lo mismo que hace dos.

Por eso, para estos casos lo que se hace es comparar la deuda pública con el PIB de cada año, es decir, qué porcentaje supone el endeudamiento respecto a lo que se produce anualmente. 

¿La cuarta parte? ¿La mitad? ¿El total? ¿Más?

Durante casi todo el siglo 19, salvo en la Guerra Civil estadounidense, la deuda pública de Washington se mantuvo en unos parámetros, digamos, razonables, desde luego no muy distintos a los de otras naciones desarrolladas de aquellos años: un 10%, un 20%, por ahí.

Pero en el siglo 20 comenzaron los saltos, o mejor dicho, los sobresaltos. 

En la Primera Guerra mundial, en el crack financiero de 1929 y en la Segunda Guerra mundial. 

Durante este último conflicto armado, fue la primera vez que la deuda estadounidense superó el PIB nacional, es decir, por primera vez en la historia, el gobierno estadounidense debía más dinero de lo que todo el País era capaz de producir en 1 año completo. 

Sin embargo, y a pesar de esos grandes saltos, comparado con lo que le esperaba la deuda pública estadounidense en el presente siglo 21, lo del siglo pasado debe ser recordado entre suspiros de nostalgia por los altos funcionarios estadounidenses de hoy en día.

Porque desde 2008 en adelante la deuda pública del país se disparó como nunca: tanto en términos absolutos, cómo comparados con el PIB.

Por ejemplo, mientras el aumento de deuda por cada término presidencial entre 1989 y 2001 fue relativamente moderado, George W. Bush dejó el País con el doble de deuda que heredó de Clinton y, como enésima prueba de la escasa diferencia que existe entre republicanos y demócratas en los asuntos trascendentes, Obama dejó a Estados Unidos con el doble de deuda, a su vez, de la que recibió de George W. Bush.

Donald Trump, en la misma línea, sumó casi 9 billones más al endeudamiento, tantos como los que sumó Obama, pero en la mitad de tiempo.
Joe Biden, superada la mitad de mandato, ya añadió otros 5 billones al "bote" de deuda.

Es decir, es muy difícil explicar estos datos simplemente con "es que los demócratas esto" o "es que los republicanos aquello" o relacionarlos con las aventuras militares de la Casa Blanca como única explicación, puesto que Trump, sin iniciar ningún nuevo conflicto armado, elevó la deuda pública el doble que George W. Bush, quien inició dos guerras en apenas 2 años.

Es obvio que semejantes cifras no se explican sin una crisis sistémica y de modelo. 

En el año 2020, por segunda vez en su historia y tras una década de vertiginosa escalada, la deuda a Estados Unidos llegó al cien por ciento de su PIB: es decir, el gobierno pasó a deber tanto dinero como el país es capaz de producir en 1 año completo.

La única ocasión en que había ocurrido algo así, fue durante la Segunda Guerra mundial (para que se hagan una idea de la magnitud).

Pero eso no es todo, porque en lugar de sobrepasar esa cifra para después retroceder, sobrepasó esa cifra para seguir disparándose.

Y apenas 3 años después, el endeudamiento estadounidense actual está por encima del 120% de su PIB. Ahora, para saldar su deuda, el gobierno estadounidense debería conseguir tanto dinero como el que produce todo el País, no ya en 12 meses, sino en 14 0 15 meses.

Cuando el pasado 2 de junio se llevó el techo de la deuda tras unas tensas negociaciones entre demócratas y republicanos, era previsible que el endeudamiento siguiera creciendo.

 Pero pocos previeron que el aumento sería de más de 800.000 millones de dólares en un mes, que es aproximadamente el doble de lo que el gobierno federal ingresa mensualmente en concepto de impuestos.

Y la ausencia de un horizonte a la vista, donde ese vertiginoso aumento, no ya, se revierta, sino que, al menos se ralentice, está generando nervios en Washington y aliados.

Por eso en estos días estamos viendo algunos comportamientos extraños, como por ejemplo medios nada sospechosos de posturas antisistema como The New York Times, titulando que EEUU vive de dinero prestado, lo que es un poco como descubrir el agua tibia. Pero bueno, nunca es tarde.

Pero si el motivo de preocupación en Washington fuera solo su deuda creciente, no sería para tanto, porque podrían seguir pagándose y dándose el vuelto, como llevan haciendo décadas, como dueños de la impresora de dólares.

Pero si a sus propios problemas de endeudamiento sumamos la creciente desconfianza en el dólar, el fortalecimiento de otras divisas y la posible creación de nuevas monedas regionales o de ámbito casi global, como la del BRICS; de la preocupación se pasa fácilmente al nerviosismo.

Y aunque en un panorama geopolítico, tan revuelto como el actual, es imposible tener certeza, ni mucho menos aventurar fechas, todo indica que los tiempos en que Estados Unidos podía acumular deuda, casi sin límite, están llegando a su final.

Con todo lo que esto supone para un país que ha basado no solo su modelo interno en su capacidad de endeudarse, sino sobre todo, el sustento con el que presionar, chantajear y controlar al resto del mundo.

Fuente:

https://twitter.com/Edisson_hilos/status/1681533828316246016?t=cdrCsPbsVTaYGiBrx0H18Q&s=19 

(Sigan el hilo, no tiene desperdicio)

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